Sinopsis:
Este ensayo enfatiza el cómo la sociedad ha empezado a cavar su
propio hoyo consumista, en el cual se crean necesidades de productos que mas
que algo vital para vivir, es vital para sentirte alguien, generando una
sociedad consumista e inconforme que siempre busca sentirse más que los demás o
formar parte de un grupo social basándose en su poder adquisitivo y los
productos materiales que lleva consigo.
Actualmente las personas han dejado de ser ellas mismas, para
convertirse en quien quieres ser, alguien que a los ojos de los demás es una
persona que forma parte de un grupo, pero renuncia a si mismo.
This test emphasize how society has begun to dig your own hole
consumerism, in which you create products need not necessary vital to live, it
is vital to feel someone, creating a consumer society and nonconformist who
always wants to feel more than others or be part of a social group based on
there purchasing power and material products you carry.
Today, people are no longer themselves, to become who you want to
be, someone who in the eyes of others is a personas who is part of the group,
but renounces himself
Ensayo
El apartado trata
sobre en lo que nos hemos convertido, nos estamos empezando a regir por la
línea del consumismo y de los bienes, dejando atrás lo que representaba tener
un origen y cultura.
Se supone, que los
ciudadanos nunca han dejado esta característica de lado, siempre hemos estado
asociados a la capacidad de adquirir bienes y a su modo de usarlos, nivelados
por la igualdad a ciertos tipos derechos que se concretaban al votar, como ser
representado por cierto partido político o pertenecer a un sindicato.
El hoy está
conformado por una sociedad donde el hijo discute con el padre sobre lo que se
compra en casa o por ser superior a los vecinos, hablándose de bienes y del
valor de estos mismos. Ahora, la lucha entre generaciones de lo que se necesita
y de lo que se desea hace que alejemos la época donde la identidad se definía
por esencias históricas;
entonces, la
versión de la política del estar contento con lo que se tiene fue el
nacionalismo de los años sesenta y setenta, y hoy es visto como el último
esfuerzo de las élites desarrollistas, clases medias y movimientos populares.
Hoy se configuran
por el consumo y depende por lo que uno posee o es necesario apropiarse.
Aún en los siglos
XIX y XX, la formación de las naciones modernas permitió que los campesinos e
indígenas dieran un paso al frente. Las culturas nacionales podían conservar
ciertas diferencias y cierto arraigo territorial, y estos coincidían con la
producción y circulación de los bienes. Al consumir “lo nuestro” éramos
sostenidos por una racionalidad económica, buscar bienes y marcas extranjeras
era un recurso de prestigio y una elección de calidad.
Este semblante
entre lo propio y lo ajeno, no guarda mucho sentido cuando por ejemplo,
compramos un coche Ford montado en España, con vidrios hechos en Canadá,
carburador italiano, radiador austriaco, cilindros y baterías ingleses, y el
eje de transmisión francés.
La cultura, vista desde
esa perspectiva, es un montaje de todos tipos de rasgos que cualquier ciudadano
de cualquier país, religión o ideología puede leer y usar.
Y aquí se presentan
dos péndulos muy importantes, la internacionalización y la globalización, donde
la primera se define como una apertura a fronteras geográficas de cada
sociedad, para poder extraer e incorporar bienes materiales y simbólicos;
globalización, supone como la interacción funcional de actividades
económicas y culturales. En América Latina se está llevando a definir lo que se
entiende por ciudadano, gracias a la experiencia de los movimientos
sociales, donde podemos observar que no es sólo la relación de los derechos a
la igualdad sino también con los derechos de diferencia.
La cultura nacional
no se extingue, pero se convierte en una fórmula para designar la continuidad
de una memoria histórica inestable.
En pocas palabras,
las personas ya estamos tan malinchistas, y sumidos en la perdición del consumo
que realmente ya no logramos distinguir la calidad de la cantidad, por mas caro
que sea un producto con menor calidad, no importa tenemos la absurda idea de
que por ser algo extranjero ya es de mejor calidad, poco a poco nos hemos
despedido de nuestra esencia real donde ya no tiene cabida en este mundo
tecnológico consumista, donde tu vales mas por lo que consumes que por lo que
sabes, y eso nos ha quedado muy claros año con año la popularidad, la compra de
títulos, la venta de servicios para mentirle al público, todo es vender,
absolutamente todo es consumir, desde ideas hasta productos físicos, ya no
somos nada ni existimos si no consumimos, si no sabemos cual es el video del
día, cual fue la noticia o que marca es la mas reconocida a nivel mundial
mañana, ese mismo día dejas de existir socialmente.
Triste, pero muy
real.